2022
Angela María Restrepo
1 de febrero -
Ángela María explora la vida íntima de su hogar, de su espacio doméstico que también es su vida, de ese lar que es nido y refugio, que es abrigo protector para ella y sus mascotas, únicos motivos de esta muestra. Su obra tiene la virtud de las labores cuidadosas, de la vida lenta, de la voz tenue. El suyo es un trabajo que nos señala lo simple, lo rutinario, lo que tantas veces no vemos. Tantos años después de haber realizado “yo”, un grabado que muestra una parte de su cuerpo en la cama, ahí sigue ella, los años pasan y los objetos cambian pero la actitud frente a la vida es casi idéntica, después de tantas
muertes, enfermedades y crisis, ella revisa y recicla esa obra (“yo”) como testimonio de un ciclo que sigue y gira sin cesar. La falda que llevaba el día que realizó aquel grabado ha sido rescatada del tiempo, actualizada y resignificada como demostración de ese repositorio donde ayer y hoy se entrelazan en un loop eterno.
Dice Ana Cristina Vélez acerca de su obra: “la cama, los colchones, las cobijas y las almohadas son espacios de reposo, de protección, de concentración en sí mismo o en el otro que duerme. Con las cobijas espantamos el frío del alma y del cuerpo.” Los otros que espantan los fríos de la artista y la soledad del alma son Rubicita y Dos, sus fieles mascotas. Aunque la primera ya falleció, ambos fueron cobijo y compañía durante las crisis de los últimos años. Esta exposición enfatiza esta idea y explora hasta la obsesión, la iconografía de las tres.
La razón de ser del grabado es la serialidad, aquí es disculpa para construir unas piezas que se repiten pero que la artista altera a través de diversas composiciones e intervenciones, la técnica es el instrumento que agiliza un proceso que de otra manera resultaría demandante, lo que parecen esbozos son escenas que ilustran el reposo y el sosiego, los pequeños ovillos de vida yacen plácidamente en una siesta eterna, cada imagen es la analogía del espacio íntimo que habita la artista. Vida y obra son una. Aquí están resumidos estos años de aislamiento y encierro, dolores, crisis y angustias que también son su obra, ilustrados en estas imágenes coloreadas, bordadas o digitalizadas una a una, en papel o tela como si fuesen una miniatura medieval.
En este tiempo duro y complejo en el que la artista ha estado aislada por la pandemia y sus dolencias, su entorno doméstico y los que ama han sido más que siempre refugio y atalaya. Dice Irene Vallejo en “El infinito en un Junco”, que según la poetisa griega Safo: “quien ama crea la belleza; no se rinde a ella como cree la gente. Desear es un acto creativo, al igual que escribir versos.” Como lo hacía Safo, Ángela María crea y dota de belleza su pequeño edén particular.
La frase de Albert Camus: “en pleno invierno, finalmente supe que había en mi un verano invencible” se ha convertido en símbolo de resistencia y ha dado fortaleza a la artista, que en el silencio de su espacio ha seguido construyendo una obra que perdurará en el tiempo.
Julián Posada