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Paisaje con oso y pavo real
2019


Julián Urrego
Curaduría: Julián Posada

19 de octubre  22 de noviembre
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¡Bienvenidos al mundo real!, le dijeron a Julián Urrego el día que se graduó del colegio: abandonar la tiranía del establecimiento, significaba la posibilidad de explorar el mundo que se abría más allá del aula. Hoy las preguntas y los intereses que aborda el artista desde los inicios de su práctica artística, regresan a lo que suponemos fue uno de los espacios que componían el proyecto educativo donde se asienta Policroma, según las investigaciones realizadas por Urrego este lugar lo fundó la curia hace más de sesenta años. En las instalaciones del fallido proyecto, que él asume fue un colegio, pero fracasó, se instalan estos dibujos, que conforman un mosaico de niños y jóvenes, que impasibles miran al espectador como si fuesen espejos que atesoran multitud de preguntas.

¿Qué enseñar? Dijo Christopher Fry que “la oscuridad es luz suficiente”, el mundo está formado por luces y sombras; son esas zonas que ciertos sectores han denominado como oscuras, las que interesan a Urrego, allí habita la luz que ilumina su proyecto.

Las planas que obsesivamente repiten frases, son aprendizaje y castigo; la biblioteca poblada de libros y letras de autores homosexuales (llamados pájaros en clave de eufemismo), en la que cada texto es un nido en el que habita el pájaro que lentamente se disuelve en su propia tinta, recuerda los hábitos y las costumbres acerca de lo correcto e incorrecto, lo moral y lo inmoral. Los tableros, niegan parte de la funcionalidad del edificio que habitan e impiden que la luz necesaria entre al salón, para Urrego “recuerdan la negación de las realidades por parte de las instituciones educativas, pero también los espejos dobles de Felix González Torres.” Aprendemos repitiendo y practicando un oficio, las instrucciones para ponerse un condón, delicadamente bordadas, son un modelo de aprendizaje de lo que no te enseñan en clase. Siempre en el espacio escolar habita el héroe, para recordarnos la historia fundacional y perpetuar imaginarios y modelos, aquí lo hace Simón Bolívar con una frase sustraída del pedestal de su estatua, que preside el parque que lleva su nombre, en ella le dice a su amado pueblo: “QUISIERA TENER UNA FORTUNA MATERIAL QUE DAR A CADA COLOMBIANO. PERO NO TENGO NADA. NO TENGO MÁS QUE UN CORAZÓN PARA AMARLOS Y UNA ESPADA PARA DEFENDERLOS.”

Como en el resto de su obra, la identidad y el peso que la educación ejerce en la construcción de la misma es un aspecto que el artista aborda a través de metáforas sutiles que reflexionan sobre cuestiones de género, relaciones, apariencia y prototipos. Para hacerlo, el artista se vale de procesos en los que el dibujo se enriquece con palabras, iteraciones o intervenciones como el bordado.

Dice Urrego: “creo que esta investigación no ha tenido realmente un principio y no tendrá un final, es más una lupa, un foco sobre uno de los temas que me han interesado a lo largo de mi carrera: la escuela y las maneras de aprender y hacer, también de enseñar, las personas adentro del espacio escolar, las instrucciones e instructivos, las cartillas, las normas, los procesos de educación.” Enseñar y aprender, desaprender, fracasar, especular, construir, destruir, tejer, repetir, subvertir: eso es la vida misma, porque como dijo Antonio Pulido sobre la obra de Félix González Torres, “sin vida, la verdadera realización estética no es posible.”

Julián Posada