La escuela del desencanto
La escuela del desencanto es una reflexión sobre la melancolía y la escuela. La artista Catalina Jaramillo Quijano recrea un salón de clases para niños melancólicos. Desde una posición crítica frente al sistema educativo, nos invita a entrar a este espacio con la intención de generar ese malestar particular, ese sentimiento de fracaso y humillación. La ironía está presente en la construcción de cada una de las piezas que hacen parte de esta instalación: la artista introduce al espectador en el mundo de la infancia buscando generar nostalgia hacia el pasado escolar. La ingenuidad de las imágenes y de los elementos aparentemente inofensivos dentro de este salón demuestran, con altas dosis de humor negro, todo lo que los alumnos sufren en este proceso de control y normalización al que están expuestos en la escuela. Detrás de la inocencia de esta propuesta se esconde el germen de la crueldad al que se ven sujetos en este proceso que finalmente encarcela la excepcionalidad y la genialidad para formar, a través de la sumisión, personas tristes y apesadumbradas.
Luz Adriana Hoyos G.
Curadora
Artista
La escuela del desencanto
La escuela del desencanto es una reflexión sobre la melancolía y la escuela. La artista Catalina Jaramillo Quijano recrea un salón de clases para niños melancólicos. Desde una posición crítica frente al sistema educativo, nos invita a entrar a este espacio con la intención de generar ese malestar particular, ese sentimiento de fracaso y humillación. La ironía está presente en la construcción de cada una de las piezas que hacen parte de esta instalación: la artista introduce al espectador en el mundo de la infancia buscando generar nostalgia hacia el pasado escolar. La ingenuidad de las imágenes y de los elementos aparentemente inofensivos dentro de este salón demuestran, con altas dosis de humor negro, todo lo que los alumnos sufren en este proceso de control y normalización al que están expuestos en la escuela. Detrás de la inocencia de esta propuesta se esconde el germen de la crueldad al que se ven sujetos en este proceso que finalmente encarcela la excepcionalidad y la genialidad para formar, a través de la sumisión, personas tristes y apesadumbradas.
Luz Adriana Hoyos G.
Curadora